Elecciones 2016
Después
de ver y vivir lo acontecido en el recién pasado proceso electoral, una larga
campaña que se remonta al mismo momento de la toma de posesión del presidente
Danilo Medina, matizada por los hechos que todos conocemos, falta de equidad,
abuso de los recursos del estado, casi
todos los medios de comunicación copados y comprometidos con su principal
cliente, el estado dominicano.
Además de
una gran cantidad de periodistas pagados por el estado, unos con sueldos
directos, otros con privilegios irritantes, facilidades personales y de
negocios, etc., nada de lo dicho es nuevo ni es un secreto, todos lo sabemos,
beneficiados o no por el sistema, en eso llevamos muchos años pero nunca con
mayor crudeza como en los gobiernos del PLD.
Como si
todo esto fuera poco, vivimos un estado de secuestro de todas las instituciones
públicas, Congreso Nacional, Gobiernos Municipales, Altas Cortes, Medios de
Comunicación, Iglesias y una cantidad apreciable de Empresarios que ven en este
sistema de gobernar una brecha inagotable para hacer negocios.
Bajo este
estado de situación llegamos nuevamente a unas elecciones donde se repiten los
mismos eventos de procesos anteriores a pesar de la cantaleta de que hemos
avanzado mucho en materia electoral.
Todo lo
contrario, hemos retrocedido y de qué forma, ha quedado demostrado que caímos
en una trampa muy bien orquestada desde el Palacio Nacional, primero con el
tema de la reelección y todo lo que fue necesario hacer para lograr ese
objetivo, sin importar costo económico, escrúpulos, degustación de tiburón
podrido y una falta de seriedad que espanta.
La
segunda fase consistió en el manejo de los encuestadores para trabajar la
percepción de los votantes en el sentido de convencer al país de con la Danilo
Medina era prácticamente innecesario celebrar elecciones, solo había que
proclamarlo ganador y punto.
La Tercera Fase la ejecutaría la JCE y lo
hizo, la crisis post-electoral nos empuja a empoderarnos para lograr en el más
corto plazo un cambio en la conformación de la Justicia, Altas Cortes, Cámara
de Cuentas y por supuesto la JCE completa, no podemos llegar a otras elecciones
bajo estas condiciones.
Es absolutamente impostergable que este país
siga por este derrotero de autoritarismo, corrupción, impunidad, criminalidad y
endeudamiento alegre ante la mirada indiferente de Empresarios, Obispos, Medios
de Comunicación, Grupos y organizaciones Políticas beneficiados por el Estado a
través de prebendas de todo tipo.
Se está jugando a un estado de
inestabilidad política y de ingobernabilidad que a nadie beneficia y que por el
contrario, debemos luchar para no llegar a ese estado de incertidumbre y desasosiego.
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